martes, 5 de noviembre de 2013

La Topadora marcó clara diferencias



El equipo de Gabriel Farias (foto)  no dejó dudas, superó con amplitud en el juego a su rival y el marcador en definitiva no indicó las notorias diferencias futbolísticas, físicas y anímicas expuestas en el campo de juego entre uno y otro equipo. Nuevamente el temperamento y la personalidad del equipo resultaron factores sustanciales.

La incertidumbre rodeaba a Liniers. A los serios y conocidos problemas económicos que viene arrastrando, se sumaba el alejamiento de Norberto D’Angelo (el hacedor de la criatura), el debut de un nuevo cuerpo técnico y a último momento la imposibilidad de contar con Oscar Romero por haberse levantado con un pico de fiebre. Para colmo de males la historia del partido comenzaba mal con la expulsión de Ernesto Banegas apenas pasado el cuarto de hora y con un gol abajo. Todo parecía muy cuesta arriba. Pero con el correr de los minutos todas las dudas se fueron disipando. Lejos de pesarle cualquier circunstancia de las antes apuntadas, el equipo demostró temperamento y un compromiso admirable, digno de resaltar. Con buen juego, literalmente pasó por arriba a su rival. Generó no menos de una docena de situaciones netas de gol. Tal vez haya sido aquí la falta de contundencia su único pecado. Pero atención, encontró un rival muy golpeado cuyo técnico tenía un pie afuera (al final terminó con los dos), con varios jugadores suspendidos y otros lesionados. En definitiva no fue la medida ideal.

Liniers siempre fue más, a pesar de estar con un hombre menos. Un equipo suelto, firme atrás, sin poder establecer mucha marca en el medio (bajas de Romero y Banegas), con laterales que se proyectaron, 3 delanteros (Palmerola inspiradísimo) y una clara vocación ofensiva. Las jugadas de gol comenzaron a sucederse. La Topadora fue un equipo vertical, con la mira fija en el arco rival, sin detenerse demasiado en salir prolijamente desde atrás con toques cortos. Por aquí tal vez pase la impronta que le quiere imponer el nuevo cuerpo técnico, que además cambió algunas caras, que posibilitará conocer el potencial de varios jugadores, especialmente de inferiores, no tenidos en cuenta hasta el momento.

A pesar de no merecerlo Berazategui en una contra se puso en ventaja y hasta tuvo un par de chances para ampliar. Pero el celeste también tuvo las suyas y a pesar de malograr diversas situaciones, dos goles psicológicos cambiaron la historia. Primero convirtió de cabeza Galfrascoli sobre el final del primer tiempo y luego Doracio volvió a la red casi en arranque del complemento. Moralejo intentó con cambios darle otra dinámica al local, pero no lo consiguió. Fue toda impotencia y desorden. El tercer gol de Javier Pérez fue el golpe de nocaut. Allí se desvaneció definitivamente la resistencia del naranja, que sin ideas intentó descontar, dejando enormes espacios. Liniers siguió perdiéndose goles increíbles. En el descuento (4 minutos) imprevistamente descontó Berazategui, dándole un tono de cierto dramatismo a los instantes finales, que incluyeron un minuto más que adicionó el árbitro. Pero fue sólo para la estadística. 

Liniers se llevó con amplios merecimientos un triunfo que le sirve para sumar en el promedio, pero que también lo deja momentáneamente a 6 puntos de la punta y a 3 de ingresar al reducido. Porque, aunque parezca increíble, se miran las dos tablas.

Por: Víctor Marinelli. 

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