El equipo de Gabriel Farias (foto) no dejó
dudas, superó con amplitud en el juego a su rival y el marcador en definitiva
no indicó las notorias diferencias futbolísticas, físicas y anímicas expuestas
en el campo de juego entre uno y otro equipo. Nuevamente el temperamento y la
personalidad del equipo resultaron factores sustanciales.
La incertidumbre rodeaba a Liniers. A los serios y
conocidos problemas económicos que viene arrastrando, se sumaba el alejamiento
de Norberto D’Angelo (el hacedor de la criatura), el debut de un nuevo cuerpo
técnico y a último momento la imposibilidad de contar con Oscar Romero por
haberse levantado con un pico de fiebre. Para colmo de males la historia del
partido comenzaba mal con la expulsión de Ernesto Banegas apenas pasado el
cuarto de hora y con un gol abajo. Todo parecía muy cuesta arriba. Pero con el
correr de los minutos todas las dudas se fueron disipando. Lejos de pesarle
cualquier circunstancia de las antes apuntadas, el equipo demostró temperamento
y un compromiso admirable, digno de resaltar. Con buen juego, literalmente pasó
por arriba a su rival. Generó no menos de una docena de situaciones netas de
gol. Tal vez haya sido aquí la falta de contundencia su único pecado. Pero
atención, encontró un rival muy golpeado cuyo técnico tenía un pie afuera (al
final terminó con los dos), con varios jugadores suspendidos y otros
lesionados. En definitiva no fue la medida ideal.
Liniers siempre fue más, a pesar de estar con un hombre
menos. Un equipo suelto, firme atrás, sin poder establecer mucha marca en el
medio (bajas de Romero y Banegas), con laterales que se proyectaron, 3
delanteros (Palmerola inspiradísimo) y una clara vocación ofensiva. Las jugadas
de gol comenzaron a sucederse. La Topadora fue un equipo vertical, con la mira
fija en el arco rival, sin detenerse demasiado en salir prolijamente desde
atrás con toques cortos. Por aquí tal vez pase la impronta que le quiere
imponer el nuevo cuerpo técnico, que además cambió algunas caras, que
posibilitará conocer el potencial de varios jugadores, especialmente de inferiores,
no tenidos en cuenta hasta el momento.
A pesar de no merecerlo Berazategui en una contra se puso en
ventaja y hasta tuvo un par de chances para ampliar. Pero el celeste también
tuvo las suyas y a pesar de malograr diversas situaciones, dos goles psicológicos
cambiaron la historia. Primero convirtió de cabeza Galfrascoli sobre el final
del primer tiempo y luego Doracio volvió a la red casi en arranque del
complemento. Moralejo intentó con cambios darle otra dinámica al local, pero no
lo consiguió. Fue toda impotencia y desorden. El tercer gol de Javier Pérez fue
el golpe de nocaut. Allí se desvaneció definitivamente la resistencia del
naranja, que sin ideas intentó descontar, dejando enormes espacios. Liniers
siguió perdiéndose goles increíbles. En el descuento (4 minutos)
imprevistamente descontó Berazategui, dándole un tono de cierto dramatismo a
los instantes finales, que incluyeron un minuto más que adicionó el árbitro.
Pero fue sólo para la estadística.
Liniers se llevó con amplios merecimientos un triunfo que le
sirve para sumar en el promedio, pero que también lo deja momentáneamente a 6
puntos de la punta y a 3 de ingresar al reducido. Porque, aunque parezca
increíble, se miran las dos tablas.
Por: Víctor Marinelli.
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