Liniers en un partido trascendental para la lucha de los promedios
perdió 2 - 4 ante Lamadrid, producto de sus propias falencias.
Como parece una constante en cada partido, Liniers recibió el primer
gol. Se habían jugado apenas 14 minutos, el equipo había arrancado bien, pero
descuidó a Alderete dentro del área, quien primero de cabeza hizo extremar a
Monllor y en segunda instancia, ante una defensa sin reacción, pudo convertir.
Tras cartón, Ortíz remató con comodidad dentro del área y el balón dio en un
palo, cuando la acción parecía invalidada por la soledad del delantero. A
partir de allí Liniers se enloqueció, perdió la línea. Siguió tirando mal el
achique en defensa, no tuvo generación de juego, adelantó más a Palmerola, pero
careció de conexión ofensiva entre los delanteros. Recién promediando el
período Coassini de cabeza tuvo la chance de igualar. A los 40 un centro pasado
de Cuevas fue bajado por Coassini en el segundo palo y Javier Pérez pudo vencer
a Valiñas, a pesar del esfuerzo de Saracini. Duró muy poco la alegría. Lamadrid
volvió a aprovechar las grietas defensivas celestes, especialmente por el lado
de Galfrascoli. Jugada individual de Troncoso, remate de Ortíz, recorrido lento
de la pelota que dio en el palo y Lanaro no perdonó. Arremetida de Liniers y
Horacio se perdió el empate de cabeza, y en la adición tiro libre de Alderete,
anticipo ofensivo de Ortíz ante una defensa clavada y 3 a 1 a los vestuarios. Golpe al
corazón.
El panorama no varió demasiado en el complemento. Lamadrid reguló y
cedió iniciativa, expectante para herir de contra. El partido ganó en
intensidad. Liniers sin solidez ni equilibrio jugó sus fichas a la capacidad
anímica. Un derechazo de Nicolás Horacio rebotó providencialmente en un
defensor cuando se aclamaba el tanto. Pero La Topadora siguió dando ventajas
atrás, y quedó mano a mano varias veces. El mal desempeño de los líneas hasta
en más de un fallo lo favoreció. Monllor evitó el cuarto atento ante Lanaro que
enfilaba derecho al arco. El ingreso de Rizzo le dio al equipo mejores
posibilidades aéreas. Palmerola insistió tozudamente por derecha, intentando
con algunos remates de media distancia complicar a Valiñas. Galfrascoli de
cabeza pudo descontar y Coassini fue más influyente cuando jugó por derecha.
Javier Pérez trató de ordenar el medio. Cerca de los 30, un centro
intrascendente sobre el área, calculó mal Monllor en la salida, tomando a
Lanaro dentro del área cuando se
aprestaba a rematar hacia el arco. Comesaña, de pésimo desempeño, marcó penal,
pero insólitamente expulsó al arquero, cuando no era último hombre, ya que
Banegas cubría el arco. Lanaro hizo estéril el esfuerzo del debutante Jonatan
Villa. Inmediatamente Liniers quedó con 9 jugadores por una irresponsabilidad
de Coassini. La historia parecía sellada. Hubo tiempo para el descuento, tras
grueso error defensivo local, que aprovechó Rizzo para ceder a Palmerola que
convirtió. Y más tarde Banegas de cabeza y Palmerola en un tiro libre pudieron
achicar cifras.
Lamadrid aprovechó los
desaciertos celestes. Fue práctico y contundente. Supo cómo jugar el partido en
un campo de dimensiones reducidas.
Potenció sus virtudes y las flaquezas del rival. Liniers sufrió por
momentos un auténtico martirio por sus desajustes defensivos. Terminó siendo un
equipo partido en dos. Generó en ofensiva, pero ello no alcanzó para disimular
los defectos. Es uno de los equipos más goleadores del torneo, pero también una
de las defensas más vencidas. Lamadrid produjo lo que ningún equipo hasta ahora
había conseguido en el certamen: marcar 4 goles en un mismo encuentro.
Igualmente no existe la diferencia que indica el marcador final entre uno y
otro.
La derrota, implacable, derrumbó los buenos momentos y reafirmó las debilidades.
Se cayó la estantería. Viene el tiempo de corregir lo actuado de cara a los 4
partidos que restan para el cierre del año. Los 12 puntos en juego cobran ahora
importancia gravitante.Por: Victor Marinelli
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