El empate dejó un sabor a poco para Liniers, que fue el equipo mejor
parado en cancha, al que sólo le faltó la puntada final para llevarse la
victoria.
Desde el inicio se vieron las intenciones de uno y otro. El local,
Italiano, presionado y sin ideas, fue un grupo de voluntades tratando de
hilvanar dos pases seguidos para acercarse a Monllor. Por el contrario, Liniers
fue ordenado, tratando de llegar con pelota dominada, aunque sin demasiada
profundidad. El partido hasta la media hora transcurrió sin mayores sobresaltos
frente a los arcos.
Fue Liniers el que llegó primero tras una gran jugada de
Palmerola, dejando tres jugadores por el camino, cediendo a Coassini, cuyo
remate fue contenido por Alvarez. Las combinaciones entre ambos jugadores
celestes produjeron desequilibrios a una defensa que no daba seguridad alguna.
Sobre el final, la gran chance la tuvo Cano, que en jugada individual exigió un
esfuerzo supremo del
arquero para enviar por arriba del horizontal.
Los nervios fueron creciendo en el local y partían desde el banco, con
un técnico (Mario Rizzi) que gesticulaba y desesperadamente agotaba los cambios
sin hacer que cambie la imagen de su equipo. Enormes espacios dejaba Italiano y
Liniers, por momentos cedía la iniciativa, preparando alguna contra letal.
Pudo
ser a los 19, cuando Cogrossi con el terreno libre avanzó casi 50 metros y enfrentó al
arquero definiendo mal sobre el palo derecho. En medio del desorden que
proponía Italiano, jugado en busca del tanto de apertura, llegó una polémica
acción sobre la media hora de juego: Cayó un centro sobre el área de Monllor,
claramente el jugador Ostapkiewicz bajó la pelota con la mano, pero
inocentemente Coassini tomó el esférico con sus dos manos para hacer el
supuesto tiro libre, cuando en realidad Rey Hilfer no había pitado. Allí
entonces el árbitro dudó un instante, y en definitiva sancionó la lógica pena
máxima. Palavecino convirtió (hacía 49 partidos que a Italiano no le daban un
penal) e imprevistamente el local se puso 1 a 0. Pero la alegría le duró apenas 6
minutos, cuando tras un tiro libre de Palmerola, se produjo un rebote en el
área y Coassini convirtió con certero derechazo. A partir de allí Liniers
sintió más que nunca que podía ganarlo, y estuvo muy cerca de conseguirlo a
través de Doracio que enfrentó al arquero pero desvió el remate final, y para
colmo quedó lesionado en su tobillo derecho.
En definitiva Liniers fue mucho más, tuvo sus oportunidades para
convertir (a diferencia del local que no generó ninguna), pero le faltó el
golpe de nocaut para liquidar el partido.
Por: Víctor
Marinelli
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